Herramienta muy importante en la pedagogía Waldorf, son un recurso que utilizamos en nuestro día para muchas situaciones: para los momentos de “recogimiento”, para calmar y reasegurar fortaleciendo el vínculo, acompañar la rutina del día sobretodo en los momentos de transición, motivar a la acción y marcar el ritmo, para desarrollar el lenguaje y la motricidad, acompañar la imaginación...
En la formación con Tamara Chubarovsky - referente en las “rimas y movimiento” - se da mucha importancia en cómo entrenar la voz y buscar su brillo, luz y calor, siendo consciente de su enorme potencial.
¿Cómo les decimos lo que decimos?
En la cotidianidad vamos hablando al niño de forma clara, articulada, a menudo acompañando la palabra con un gesto que pueda facilitar su comprensión.
Activando en nosotros lo que queremos activar en ellos, Tamara observa que el sonido puede vibrar en diferentes partes del cuerpo:
- la boca “Ponme un bom bom”
- la garganta: “Diez teteras de te”
- la barriga: “Agar agar don congo”
(lo habéis probado?)
En etapa de 0-2 damos mucha importancia a las canciones de falda y de tacto, porque permiten vivenciar el sentirse querido reforzando el vínculo.
En las canciones de falda - o de cuna - el niño está en el regazo de la educadora, que está sentada en su taburete y le invita a darle sus manos antes de empezar - para nosotras es conveniente haya contacto visual con el niño, por eso lo acomodamos siempre de cara; las dos piernas caen a los dos lados y se realiza un ligero balanceo estimulando su equilibrio.
Acaban con un final que a nivel sensomotriz representa una gran conquista para el niño: cuando tenga confianza, puede darse un leve impulso hacía atrás para dejarse caer bien sostenido por el adulto que lo recoge con un abrazo.
Algunos ejemplos (en catalán):
“Arri arri tatanet,
anirem a sant Climent
a buscar un formatget, per dinar per sopar
per el/la + nombre del niño/a n’hi haurá”.
“Una barca puja y baixa,
una barca a dins la mar,
la Silvia es el mariner,
en + nombre del niño/a el capitá.
en + nombre del niño/a cae a l’aigua, chop chop
la Silvia lo/la va a buscar,
li dona una abraçada i se’n van a passejar”.
Canciones de tacto
Como en el caso de las canciones de falda o de cuna, estas canciones se realizan en una relación exclusiva con el niño (1:1); comunicándole un mensaje bien claro: “Te voy a regalar dos minutos solo para ti".
Hemos observado funcionan como ungüento sanador sobretodo para aquellos niños que todavía no tienen una clara conciencia de sus límites corporales y por eso buscan mucho el choque con el otro, para sentirse a sí mismos.
Las podemos utilizar para calmar niños muy excitados con un tacto muy intenso o para reactivar niños que están un poquito más flojitos a nivel tónico.
"Un niño hay aquí
Con una cabeza
dos ojos y una nariz.
Dos orejas y la boca así.
Dos brazos (contacto continuo)
pecho
barriga (alegría a esas “ RR”!)
piernas (contacto continuo)
rodillas (ligereza a esas “LL”!) …
Y muy abajo que casi no se ven,
dos fuertes pies,
Nombre del niño está aquí (y le cojo las manos con una leve presión) .
Como para ellos viene prima la experiencia que el concepto, se recomienda primero tocar la parte el cuerpo y finalmente nombrarla.
Canciones como esta que dan importancia a su nombre propio y le acuerdan "quien es" son imprescindibles en esta etapa de reafirmación de su " YO".
Canciones de dedo
Las podemos llamar experiencias sensoriales donde el niño aprende a coordinar el movimiento de los dedos y la palabra, activando una conexión (y más adelante la laterización).
Poder a las manos! Que giran, se cierran, se abren, descansan, hacen clap clap… y pueden convertirse en muchas cosas: una casita, una liebre, un pollito, un enanito, una flor. Narrando pequeños cuentos con gestos claros y delicados que activan la imaginación y la capacidad de poder representarse las cosas de forma anímica.
Más allá del movimiento y del habla, nos interesan por su poder de recogimiento, permitiendo al niño estar bien atento a un único foco; en nuestro día a día nos ayudan en los momentos de transición cuando de alguna forma tenemos que invitarles a dejar el juego libre para transitar a un nuevo momento como por ejemplo ir a desayunar, salir al patio, entrar a lavar las manos, esperar a los padres ….
Nos funcionan como un rito de pasaje, aportando fluidez al ritmo del día.
Las palabras: "ahora recogemos y nos vamos a sentar para desayunar" no tienen mucho sentido para los pequeños, pero si en cambio las pronunciamos con una simple melodía pentatonica ya el efecto cambia y la invitación viene percibida de otra forma. Es como si nos pudieramos sintonizar mejor con sus frequencias.
A de más de ser evocativas, recordandoles lo que va a venir ahora, es muy potente el cambio de atmósfera que generan: un cambio de energía que permite estar preparado para lo que va a venir ahora.
Sin pretender enseñarlas, dejamos el niño que imite a su manera nuestros gestos, cuando esté preparado.
Tal vez solo escucha, observa, mueve la mano, intenta repetir la palabra.... pero allí está, concentrado a decifrar muchas informaciones (a nivel de motricidad fina y lingüistica), sus movimientos gruesos se paran para acceder a otro nivel de conciencia.
Os dejo aquí algunas canciones del repertorio Cucú (los hits!) que también se pueden adaptar como juego de falda o de tacto para los más pequeños.
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