Estoy segura que la vivencia de este momento marcará un antes y un después en nuestra manera de estar al mundo.
Espero aporte una nueva luz para reinventarnos como sociedad y poner al centro de nuestras vidas lo que es realmente importante, agradeciendo todo aquello que a menudo dejamos por descontado.

Creo que el reto más grande en estos días tan extraños es que cada familia encuentre su manera de estar con sus hijos en casa, haciendo su propio proceso personal.

El propósito de este post no es daros la receta, si no plantear algunos  ingredientes para que podáis utilizar e incorporar como guía; serán puntos de reflexión desde la mirada pedagógica y sobretodo la experiencia educativa del Cucú que podéis convertir en pautas de confinamiento.  

Acompañar a quien está ahora en primera linea en el cuidado de sus hijos es la inquietud y casi un deber moral de los profesionales de la educación apasionados por su trabajo.

Querría empezar mi reflexión mirando lo que significa para un niño pequeño vivir en confinamiento.
Como le afecta esta nueva dinámica tan extraña?
Ellos son totalmente permeables a su entorno y la situación en la que estamos viviendo representa un cambio radical en su rutina.
Los niños necesitan un orden y una regularidad que les proporcione un sentimiento de seguridad frente a la vida.  Son muy sensibles a los cambios y en general no les gustan, por eso este malestar puede expresarse en más sensibilidad, más frustración, más enfados, más demanda de atención.
Si bien no pueden entenderlo, lo están experimentando: no salen, no ven a sus maestras y sus amigos, no pueden ir al parque, no ven a los abuelo…
Entender, aceptar y empatizar son las palabras claves para poder hablar de “herramientas” en la gestión del confinamiento y su transición.

En este cambio sin embargo tienen lo mas importante: su familia y su casa.
Desde aquí empezamos entonces, mirando el vaso medio lleno.

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La actitud del adulto en casa será su luz de seguridad para iluminar estos días y el espejo donde puedan verse reflejados.


Cuanto más el adulto esté en paz y encuentre su calma emocional,  tanto más sabrá trasmitirle el mensaje de “ Tranquilo, no pasa nada… sé que podemos estar bien en casa haciendo muchas cosas”.
Siempre nos queda la libertad de decidir si estar viviendo en una película de terror o no: una actitud positiva en lugar de quedamos enganchados en la impotencia le ayudará a ver las oportunidades del “aquí y ahora” en casa.
Es un gran desafío, un reto y una responsabilidad que implica cuidar él que cuida, es decir cuidarnos como madres o padres. Nuestra salud emocional será el pilar básico para poder atender con calidad a nuestros hijos.


Desde la mirada Cucú, os proponemos un paradigma diferente del adulto en modo monitor de actividades y propuestas, que quizás tengan como objetivo tenerlos constantemente entretenidos con el riesgo que se conviertan en exigencias. No es el momento para  exigirles nada, tanto menos para exigirnos a  nosotros mismos de hacer algo que realmente no estamos sintiendo.

Bienvenidas sean esas propuestas si surgen con sentido, porqué nos apetece de verdad hacer pan o galletas por ejemplo,  desde la cotidianidad y lo sencillo.


Ofrecer presencia mientras juegan, haciendo algo de verdad  - como preparar la comida, ordenar la casa y recuperar las labores cotidianas domesticas (Ojito, el teletrabajo no es una actividad compatible) -  es un buena manera para estar cerca sin caer en la dinámica de dependencia… “ Y ahora que hacemos?”.
 A de más no nos olvidemos que el aprendizaje del niño viene por imitación: ver al adulto entregado en una actividad manual es el mejor alimento para su estimulación.

Involucrarlos en estas actividades domesticas, dejandole la posibilidad de hacerlo y de "ayudarnos" a a su manera.


Si vuestro hijo ya está en una etapa de juego simbólico, seguramente habréis observado que le falta un compañero de juego para llevar a cabo sus proyectos en/gracias a la interacción con el otro; saber cuando entrar y salir de su juego es otro gran aprendizaje que pueden hacer los adultos cuando no pueden estar disponibles al cien por cien todo el tiempo.

En el ritmo del día es importante marcar y alternar momentos de disponibilidad completa a momentos de presencia.

Personalmente me gusta mucho utilizar la palabra “antes” para que el niño reconozca con regularidad estos momentos donde podremos hacer algo juntos: “Antes de comer puedo estar por ti” para jugar, leer un cuento, hacer canciones de falda...(así evitamos parar sin tener una motivación valida).

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Según la pedagogía Waldorf, en la etapa de 0 a 3 se habla del desarrollo de 4 sentidos básicos dichos  también corporales porqué tienen que ver con la  “percepción de mi mismo”: el sentido vital, del tacto, del movimiento y del equilibrio.
Esperando poder profundizar este tema en otra ocasión, como facilitamos el desarrollo de estos 4 sentidos?
Con qué tipo de actividades? En qué entorno?

Las actividades en la etapa de 0 a 3 años son  en realidad los cuidados cotidianos.
Creo  es el momento  de aprender a vivir sin prisa, condicionamientos, obligaciones…dando valor a todas las coreografías de lo cotidiano. En ellas arde la llama del aprendizaje.
Mirando una vez más el vaso medio lleno, diría de aprovechar y ver como una gran oportunidad la posibilidad de reflexionar y cultivar la experiencia Pikler en casa.
Estos momentos de cuidados, que constituyen la mayoría de los momentos a disponibilidad completa comentados antes, nos brindarán la oportunidad de fortalecer un vínculo sano con nuestro hijo, puesto que son ratos de intima relación, ternura y diálogo donde le atendemos delicadamente con  gestos y palabras respetuosas.
Por otro lado, nos van a servir para alentar su autonomía, ya que implicamos su participación activa.


Os voy a describir las posibilidades que nos ofrecen: (hay muchos ingredientes aquí! )

- Cambiar el pañal
Si el niño ya ha afianzado la postura erecta, en lugar que tumbarlo en el cambiador, se puede preparar un rincón en el lavabo donde pueda apoyar las manos  para mantenerse de pié. Bajaremos el pantalón y lo quitaremos, empezando con una pierna y luego con la otra:  “ Me ayudas?”…  “ Gracias”. Ya veis como aquí no estamos solo cambiando un pañal. Estamos trabajando su equilibrio, su coordinación y también su autoconfianza, esa sensación tan importante de sentirse competente.

- Comer
Es una oportunidad para acompañar el niño a beber solo del vasito y comer con la cuchara.
 Si hay interés por parte del niño y coge la iniciativa, será importante al principio poder guiar sus gestos con nuestra ayuda  discreta,  sujetando la base del vasito para regular la inclinación, ayudándole a rellenar la cuchara dejándole el tiempo para que practique la correcta manipulación y los movimientos para llevar a cabo su necesitadas de alimentarse.… Otra vez, no se trata de darle de beber o de comer: le estamos acompañando para que pueda “hacerlo solo”.
Como en el caso del cambiador, quizás podríamos plantear un setting diferente a la trona, con una mesita baja y un taburete donde pueda tocar los pies al suelo por ejemplo.
Si tenéis una trona tipo Stokker poder quitar el cinturón y invitarle a subir solo.

- Dormir
Muchos niños necesitan dormirse en brazo y tal vez necesitan tomar pecho para relajarse completamente y descansar. Creo que lo importante es poderlo hacer de forma consciente, para que le llegue el mensaje : “ Te estoy acompañando a dormir porque estás ya muy cansado”. Ir a su cuarto de dormir (si tiene), cogerle  y acoger la necesidad de proximidad física hasta que esté preparado a que le dejamos en la cuna (o su colchón).  Aprender a dormir solo es uno de los grandes retos para un niño pequeño.  Porqué no aprovechar de este tiempo para trabajarlo un poco?


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Hablando del juego, lo importante es preparar las condiciones para facilitar el juego autónomo en vuestro hogar.

Sus ganas de jugar y descubrirlo todo no va a cambiar!
Observa cual son sus intereses y necesidades; las podríamos dividir en dos grupos: movimiento y manipulación, yendo las dos cosas muy de la mano en muchas ocasiones.
Es necesario cuidar del espacio en casa, reinventarlo y  trasformarlo en la medida de lo posible para que sea un espacio transitable, seguro, habitable y ordenado. Los espacios siempre se pueden adaptar, por muy pequeños que sean.


Os propongo que os quedéis un rato mirando a vuestra casa a la altura de vuestro hijo, quizás podéis hacer un un viaje alrededor de vuestros cuartos, con ellos,  deteniendo vuestra atención a cada particular encontréis; a lo mejor encontráis algo por el medio que se pueda quitar para poder pasar, tal vez os dais cuenta que hay un montón de juguetes que necesitan  ser guardados porqué no despiertan interés …

1) Movimiento
A veces con muy pocos ajustes y materiales accesibles podemos crear nuevas posibilidades y dinámicas de juego significativas: por ejemplo separando el sofá de la pared el niño puede circular por  detrás y por delante, esconderse, subir y bajar, sacar los cojines y componer con camino…
Mantas, telas y sabanas son otras piezas mágicas para esconderse y hacer juegos de balanceo y maternaje.
Pueden completar ese escenario aquel material duro tengáis en casa como taburetes, mesitas, el ladrillo de yoga, tal vez una caja de cartón vacía o llena de libros (para que sea bien firme) y tal vez en vuestra librería encontráis muchos libros que no os importaría utilizar como elementos para subir y bajar.

2) Manipulación
Os proponemos crear pequeños kits de juego heurístico.
Cestas, cestitas, incluso botes reciclados de la leche en polvo o del café, cajas , cajones, barreños …
Ollas, cucharas y cada utensilio seguro tengáis en vuestras cocinas.
Un patrón de juego universal es manipular material desestructurado poniendo y sacando, rellenando y vaciando.
Puede ser fascinante seguir este viaje al rededor de vuestros cuartos para seleccionar, ordenar y  coleccionar objetos que tenéis en casa y elevarlos a verdaderos tesoros de la cotidianidad: pinzas para tender la ropa, tapones, materiales de costura, trapos y pañuelos,  objetos metálicos, material natural, anillas y un gran etc.


Hacerlo fácil, hacerlo minimalista  ( "menos es más") con lo que tengáis.

Sobretodo, cuidaros mucho...

Esto pasará.